Siempre hay un margen de elección …. la vida es MARCA o MARCA la Vida?

Continuando con reflexiones…

Jack Trout, sin duda uno de los referentes de BrandCorner. Miembro de un grupo que se autodefinió como ‘proveedor de materia gris’ y convencido de que la sencillez es la sofisticación suprema, Trout dedicó su vida a enseñar a posicionarse, eso que va más allá de vender y de ser marca porque es un ‘todo en uno’.

Ya, ya sé que vais a pensar que vender es importante y posicionarse también y que nada tienen que ver éxito y felicidad, lo importante es que te conozcan en tu casa y especialmente que te quiera tu perro. Y, mira, yo también creo que, a menudo, quien me entiende mejor es mi perro, pero ese no es el tema.

Vuelvo a mi definición particular que admite muchos matices, y es que considero que la felicidad es un estado de ánimo, una emoción propia y particular y el Éxito es ese logro de objetivos que precisa el reconocimiento de los demás para ser completo. ¡Que se lo pregunten a Vincent van Gogh!

Y ahora viene el asunto verdaderamente importante sobre el que reflexionaba estos días debido a las tristes pérdidas de grandes seres humanos y a la proximidad del encuentro con personas que afortunadamente están vivas, pero no son menos extraordinarias.

En los últimos tiempos le hemos quitado mucha importancia al fracaso y es normal si pensamos que nuestra vida transcurre muy rápido y que nos movemos más que en ninguna otra época. Por lo tanto, fracasamos continuamente, entendiendo fracaso como no lograr objetivos que nos proponemos. El hábito de fracasar no hace que el asunto deje de ser una mierda. A nadie le gusta fracasar.
Pero sí hace que aprendamos a levantarnos con estilo, a vivirlo como experiencia que nos aclara que esa no era la dirección, que esas no eran nuestras habilidades o que no era el momento. Pero conviene no olvidar que es muy importante perseverar, seguir intentándolo, no dejar que el primer tropiezo nos lleve a abrazar objetivos ajenos cuyo logro no nos va a hacer felices. De fracasar, que sea barato y a lo grande…

Lo importante de seguir en el camino, de no escuchar a los pesimistas vitales, es que puede que llegues a la meta o no, pero el camino merecerá la pena si disfrutas esos pequeños éxitos cotidianos que, en ocasiones, son más grandes incluso que el fin que te habías propuesto.

Y aquí me vais a permitir que entre de nuevo en una definición particular. Para mí es muy diferente fracasar y ser un fracasado. A estas alturas ya diferencio muy bien sustantivos de adjetivos y lo que me parece muy triste es dejarse llevar sin haber tenido nunca unos objetivos, conformarse esperando a que llegue el fin de la hipoteca, si no llega por el camino la manchita o el bultito. Decirse que mejor tener tiempo que vivir para un proyecto. Y ya no digamos comerse el tiempo de los demás con explicaciones que no se sustentan como si alguien tuviera derecho a alimentarse de sueños ajenos.

Conozco a demasiada gente que carece de objetivos. ¡Ojo, no de deseos! Quieren cosas marcadas por la moda o por el criterio de otros, pero no tienen un verdadero sueño propio por el que caminar. Luego están los que tienen miedo de perseguir un sueño y sí lo tienen, pero nunca lo han considerado posible. Y también están los que se dejan llevar porque es cómodo, porque los que construimos estamos locos, porque si nadie lo hizo por qué hacerlo si a lo peor no se puede.

Y estos son los verdaderos fracasados.

Porque los que siguen intentándolo fracaso tras fracaso siempre están avanzando, los que nunca tiran la toalla siempre consiguen éxitos, aunque pequeñitos, y si los unimos posiblemente estemos cambiando el mundo.

Pero, sobre todo, los que se convierten en MARCA, los que deciden ser objeto de deseo y de crítica (van unidos) están eligiendo que los que los eligen los empujen hacia sus objetivos. Una vez un grande de la comunicación dijo que “ser MARCA es que te elijan los que van a proporcionarte lo que deseas” y cada vez que veo esta frase por ahí me sale la sonrisa cómplice e irónica.

No. Vender y venderse no es una buena idea para los que no tienen sueños o ganas de perseguirlos. Ser Marca no es una buena idea en opinión de los envidiosos, de los que no quieren moverse pero tampoco que tú te muevas. Ningún fracasado nos lo va a perdonar, y tampoco va a estar de acuerdo.

Una frase grabada y con la que me anima en cualquier tropiezo: «quien tira el penalti es el que lo falla».

Moraleja: Sigue avanzando que la canasta está al caer.

Oihane Uriarte

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